
Los campos de Castilla y León son áridos y secos aunque muy fértiles, predominando el cultivo de secano. Pese a eso, el regadío ha ido ganando importancia en algunas zonas.
Castilla y León constituye una de las principales zonas cerealistas españolas. A estos cereales les sigue el centeno y la avena, las leguminosas y se ha extendido el cultivo del girasol en las campiñas meridionales.
En las tierras de regadío se cultiva remolacha azucarera, la patata, la alfalfa y las hortalizas.
El viñedo ha mejorado de modo notable, los vinos castellanoleoneses rivalizan en calidad con los de La Rioja y comienzan a ser conocidos fuera de las fronteras españolas.

La ganadería
Al lado de las pequeñas unidades pecuarias, aparece ahora una moderna actividad ganadera, con granjas de vacunos, porcinos y ovinos. Dichas granjas envían sus productos a cooperativas que canalizan su posterior comercialización, ya que la producción lechera de Castilla y León es la segunda en volumen de España, sólo superada por la de Galicia. El pastoreo trashumante se conserva en algunas zonas principalmente de ovejas. La cabaña ovina es la más numerosa, seguida por la porcina y la bovina.
La industria

El sector terciario
El turismo tiene un importante valor histórico y cultural y también por el atractivo natural y paisajístico de sus distintas comarcas. Hay ciudades patrimonio de la humanidad como Salamanca, Ávila y Segovia, y el camino de Santiago pasa por las provincias de Burgos, Palencia y León. También hay estaciones de esquí. Otro atractivo cada vez más en auge es el turismo rural. Castilla y León tiene varias ciudades cuya Semana Santa es considerada como de "Interés Turístico Internacional".
El comercio interior de Castilla y León se concentra en el sector de la alimentación, la automoción, el tejido y el calzado.
Por esta región pasan las principales vías de comunicación que unen las regiones del norte de España con la capital, Madrid y el sur peninsular.
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